Venezuela vive una catástrofe delante de nuestros ojos. Y sus causas no son naturales, sino políticas. El régimen de Nicolás Maduro, incapaz de ofrecer a los venezolanos un horizonte de prosperidad y justicia, cuestionado dentro y fuera del país y más débil que nunca, se ha saltado la Constitución para aferrarse al poder y ha emprendido una represión brutal contra la oposición democrática. Hay ya cientos de presos políticos y decenas de muertos. No podemos mirar para otra parte.
Maduro también tiene apoyos en Europa, partidos y políticos que critican la corrupción aquí mientras ignoran los vínculos del chavismo con el narcotráfico. Pero la Unión Europea se sostiene sobre valores democráticos, y por eso propuse a los presos políticos y a la oposición venezolana para el Premio Sajarov del Parlamento Europeo, que les ha sido concedido. Premiar a los demócratas y presionar a los tiranos: esta es la única alternativa para la UE.