14 Mar Unidos contra la pobreza energética
Artículo publicado en el Huffington Post el 14/03/2019
Cuando el término «pobreza energética» empezó a usarse de forma común hace algunos años, algunos nos preguntamos si era útil. La pobreza es la pobreza, y tal vez trocearla, diseccionarla, descomponer sus partes no era la mejor idea. El objetivo tenía que ser la erradicación de la pobreza por completo. Temíamos que tal vez dividiéramos los esfuerzos por áreas y termináramos resultando menos efectivos. ¿Y si después de todo terminábamos solucionando una parte del problema para dejar otra sin resolver? Para explicar por qué esto no es así y por qué es una buena idea aislar la pobreza energética como problema en sí mismo, me gustaría leerles lo que dice el Observatorio de la Unión Europea para la Pobreza Energética en su página web:
«La pobreza energética es una forma específica de pobreza asociada con una serie de consecuencias adversas para la salud y el bienestar de las personas, como enfermedades respiratorias y cardíacas y salud mental, exacerbadas debido a las bajas temperaturas y el estrés asociado con las facturas de energía que no se pueden pagar. De hecho, la pobreza energética tiene un efecto indirecto en muchas áreas políticas, incluidas la salud, el medio ambiente y la productividad. Abordar la pobreza energética tiene el potencial de brindar múltiples beneficios, incluyendo menos dinero gastado por los gobiernos en salud, reducción de la contaminación del aire, mayor comodidad y bienestar, mejores presupuestos familiares y mayor actividad económica.