18 Ene Por qué no basta con las leyes para alcanzar la igualdad de género
Artículo publicado en Mujeres a Seguir el 18/01/2019
Hay algo paradójico en las historias de éxito y superación, en especial en las historias sobre mujeres. Las contamos para que sirvan de inspiración, como ejemplos de lo que podemos llegar a conseguir. Sin embargo, desde cierto punto de vista, podrían usarse para que nada cambie. Si estas mujeres lo lograron, si pudieron inventar, descubrir, crear o emprender con tanto éxito, ¿por qué es necesario siquiera contarlo? Todo está bien, cuando una mujer tenga el talento necesario y se esfuerce lo suficiente, superará todos los obstáculos y alcanzará sus objetivos, por ambiciosos que estos sean.
Algo así, aunque en otro contexto, contaba Nicholas Nassim Taleb en El cisne negro. Decía que se vendían demasiados libros sobre casos de éxito y casi ninguno sobre casos de fracaso. Él sostenía que las historias que terminan bien suelen eliminar el papel del azar, suelen ser racionalizaciones de sucesos en realidad bastante improbables, pero que de vez en cuando suceden. Esto llevaba a mucha gente a tomar decisiones imprudentes creyendo que todo está en sus manos. En cambio, según Taleb, las historias de fracasos podían ser mucho más ilustrativas, en especial las de los proyectos que, a priori, contaban con todo a favor, que estaban bien diseñados, contaban con los recursos necesarios y respondían a necesidades bien detectadas.
Taleb hablaba en especial de inversiones financieras o productivas, y nosotros estamos hoy aquí para hablar de algo mucho más cercano, de decisiones personales, de las que marcan las vidas de las personas. Sin embargo, sí creo que sería bueno conocer los casos de las mujeres que no lo consiguieron. Precisamente porque, si no, puede parecer que simplemente no tenían las cualidades necesarias para lograrlo, que les faltó la capacidad que otras y otros sí tuvieron.