19 May Las mujeres y las entidades locales contra la radicalización
Os dejo el texto de mi intervención en el acto El papel de las entidades locales y la mujer en la lucha contra la radicalización, que ha tenido lugar hoy en el ayuntamiento de Málaga.
¿Qué puede llevar a una joven sueca de 16 años a desaparecer un día, seguir a su novio y unirse a la yihad en Siria sin que sus padres se enteren de nada? ¿Qué nos está pasando? ¿Se trata de moda, ideología, frustración, falta de horizontes, irresponsabilidad, autoafirmación, pérdida de valores, frivolización, consumo, manipulación? ¿O quizá un poco de todo a la vez?
No nos equivoquemos: Daesh, ese pseudoestado autoerigido en Califato, controlado por un ejército de guerreros islamistas, también es lugar para mujeres. Y el papel que desempeñan éstas en la lucha contra el terrorismo y la radicalización es a menudo minusvalorado. En esa construcción del Califato, o su promesa de edén islámico sobre la tierra, las mujeres son una pieza clave, y se necesita atraerlas. Su aparato propagandístico es tan efectivo que incluso ha calado en Occidente. Las mujeres son referente moral e ideológico para sus hijos y los futuros hombres de su sociedad. En sus comunidades son con frecuencia educadoras, madres y pilares fundamentales de la convivencia. En muchas ocasiones participan en el proceso de adoctrinamiento sin ser detectadas con facilidad. Esto es así porque lo hacen en el seno familiar y en redes familiares y comunales difíciles de detectar. Pero hay una razón de enorme alcance conceptual por la que considerar el valor de las mujeres en la lucha contra el terrorismo y la radicalización: «sin mujer, no hay guerrero». Sin mujer, sin mujeres a su lado y a su servicio, no hay estatus de guerrero de la Yihad que valga. Ni categorá, ni posible estirpe que perpetúe y asegure su prolongación. Las mujeres brindan además un apoyo emocional vital, suponen una razón por la que luchar y mantienen a la sociedad cohesionada y en crecimiento continuo. Y Daesh lo sabe. Y como se enfrenta de forma paulatina a las deserciones de sus miembros, utiliza a las mujeres como anclaje emocional en la retaguardia para que se les haga más difícil tomar la decisión de abandonar las filas.
Otro aspecto importante y que debemos analizar detenidamente es el de la eclosión del yihadismo autóctono. En el caso de España ha ocurrido en concomitancia con la movilización yihadista de alcance mundial que desde hace cuatro años está afectando a los países de Europa Occidental. Este componente del terrorismo yihadista tiene sus focos principales en Ceuta y Melilla. Tres cuartas partes de los yihadistas detenidos desde 2013 hasta el 15 de noviembre de 2015 en España son naturales de Ceuta y Melilla. Y es más que significativo y preocupante el número de mujeres y de conversos. Existe una tendencia creciente en el número de mujeres que tienen un rol activo en la «yihad». Su número de momento no es muy elevado. Un 16% del total. Pero los Servicios antiterroristas han detectado en nuestro país un incremento preocupante. Es la tendencia al alza lo que más debe preocuparnos. Además hay una creciente implicación de éstas en labores diferentes a los de la mujer sumisa. Roles muy activos en tareas de reclutamiento y acción directa.
Necesitamos recordarnos una, mil veces, por qué estamos inmersos en esta lucha contra el terrorismo: porque el extremismo, el terror y la intolerancia son incompatibles con los valores supremos de democracia, libertad, solidaridad y defensa de los derechos humanos que compartimos. No es, y nunca lo ha sido, una guerra contra el islam. Es una guerra contra los asesinos, los fanáticos y los totalitarios. Estén donde estén, vengan de donde vengan y se llamen como se llamen. Sin excusas.
Y ya es hora de pasar a la acción. De actuar desde todos los frentes para atajar el problema. De momento, asistimos a un avance sin precedentes del radicalismo. Los números son muy claros. El director de Europol, Rob Wainwright, declaró en el año 2015 que había entre 3000 y 5000 europeos reclutados por los grupos fundamentalistas de Siria, Irak y otras zonas de conflicto. De éstos más de 1000 yihadistas serían franceses, cuando en febrero de 2013 apenas se contabilizaba a 20 ciudadanos de Francia en Siria.
Para abordar un problema de semejante envergadura, se hace imprescindible un enfoque integral, sistematizado, de 360 grados. Y los principales ejes sobre los que construir esa visión y plan de acción son, a mi entender, cuatro: el sociopolítico, el mediático, el académico y el institucional.
1. Sociopolítico: Si hay un nexo común en los jóvenes radicalizados es su perfil de vulnerabilidad, desesperanza y falta de expectativas de futuro y referentes sólidos.
Las mujeres, sobre todo musulmanas, tienen un papel fundamental en la prevención de la lucha contra la radicalización violenta es cada vez mayor. Como principal fuente de valores e ideas en su comunidad. Por su creciente y activa participación dentro de sus comunidades, y porque las mujeres han adoptado un protagonismo creciente como reclutadoras e inspiradoras del proyecto yihadista. Es por tanto necesario potenciar su papel y su liderazgo dentro de las comunidades, para que tengan un papel activo en la prevención de la radicalización, puesto que son, y deben ser, auténticos agentes de cambio. Es indispensable que las mujeres ejerzan un claro liderazgo social y político. Que sirvan de inspiración para el resto y modifiquen las creencias distorsionadas de tantas jóvenes musulmanas y europeas.
2. Sin duda hay que tratar el problema desde un punto de vista multidisciplinar. El pilar académico es francamente relevante. Organizaciones serias y rigurosas como Quilliam Foundation, con investigadores como Nikita Malik, analizan metódicamente los problemas y nos proponen caminos y soluciones. Desmontan falsas creencias, sistematizan la información, y dan forma a herramientas de conocimiento enormemente útiles para actuar y producir los efectos deseados. Nikita les explicará a continuación, por ejemplo, lo que significa este estudio cuya edición en español tengo el honor de presentarles en primicia hoy.
3. No hace falta que insista demasiado en lo trascendental que es el papel de los medios de comunicación, en su sentido más amplio: consiste en informar con seriedad sobre el yihadismo, en promover un liderazgo musulmán democrático y en trazar una estrategia europea común. Los medios tradicionales y los más novedosos, los analógicos y los digitales. Internet lo ha transformado todo. Vertebra nuestra vida, y así debe hacerlo en la lucha contra la radicalización, a traves de la implicación seria y comprometida de sus actores gigantes. Google, facebook y twitter son más poderososo que todas las mezquitas wahabíes y los propios gobiernos salafistas juntos. Pero, como toda herramienta, de su uso depende su efecto. En lugar de servir de baratísimo campo de entrenamiento virtual para Daesh, de escaparate sin límite para sus puestas en escena devastadoras y de captador audiovisual de jóvenes sin futuro ni esperanza, Internet puede ser sin duda tan eficaz a la hora de desactivar este gigantesco videojuego criminal como sus operadores quieran.
4. Y, desde el punto de vista institucional, no hay papel más determinante y eficaz que el que pueden desempeñar las entidades locales, pues son quienes ejecutan los proyectos y desarrollan los planes de lucha contra la radicalización sobre el terreno. Son clave en todos los programas de prevención. Son quienes tienen la llave para la creación de sociedades inclusivas. Son quienes tienen la capacidad de involucrar a los diferentes grupos que componen nuestras sociedades. Los Ayuntamientos tienen la capacidad de crear contextos no discriminatorios en donde las segundas generaciones de inmigrantes no se radicalicen. Pero tienen que actuar en coordinación con el resto de estructuras institucionales nacionales y supranacionales: desde los gobiernos regionales a los Ministerios, pasando por las instituciones europeas, que coordinan y armonizan las políticas a escala europea y financian multitud de proyectos de vital importancia para la ciudadanía. Repercuten directamente en la capacidad de los ayuntamientos para desarrollar buenos programas y de actuar de forma coordinada en toda la UE.
Y es aquí en donde un proyecto piloto como el de «El Papel de las Mujeres en la Lucha Contra la Radicalización» se vincula con la trayectoria del Ayuntamiento de Málaga como ciudad referente
Es vital identificar las mejores prácticas existentes en la actualidad a nivel europeo e implantarlas en el conjunto de la UE. Hay muchísimas: asociaciones de madres, grupos de trabajo en escuelas, proyectos audiovisuales en medios, ayuntamientos ejemplares en planes de prevención, detección e intervención… Pero falta la red para compartir y replicar esas iniciativas de éxito probado, para no empezar de nuevo en el caso a caso, para aprovechar el camino ya andado y rentabilizar el tiempo y los recursos disponibles. Para que el resultado sea exponencialmente mayor al de la suma individual de las acciones, falta convertirlo en política europea.
El terrorismo yihadista es un problema de escala global que tiene que combatirse de forma global. Y es indispensable contar con políticas verdaderamente europeas que analicen, detecten y coordinen dicho trabajo.
Es imperativo un esfuerzo conjunto, global de todos los gobiernos occidentales para acabar con Daesh.
Los responsables europeos hemos de encontrar sin demora el modo de acabar con un profundo problema social que se ha instalado en muchos barrios y regiones de Europa: campos abiertos a la droga, la criminalidad y el fracaso educativo, en los que musulmanes europeos de segunda y tercera generación no han encontrado motivos para la integración, la pertenencia y la esperanza en un futuro común, que es el sueño de Europa que el nuevo alcalde de Londres, por ejemplo, sí hizo suyo.
Es imprescindible que los líderes musulmanes, políticos y religiosos, condenen sin resquicio de duda todo lo que constituye una palmaria perversión del Islam.
Hay que involucrar de manera determinada y con una estrategia única a los gigantes de internet y a todos los medios de comunicación en esta lucha.
Y tenemos que ser capaces de optimizar los recursos de inteligencia compartida.
Lo que yo les propongo hoy aquí es poner a las mujeres al frente de este empeño transformador múltiple, porque, tal y como he explicado, no hay fuerza de cambio mayor, cuantitativa y cualitativamente, en el actual escenario de radicalización y extremismo violento.
Muchas gracias