30 Sep Let the girls lead
Artículo publicado en la revista Anuncios el día 30/09/2015
La reciente aprobación por la Asamblea General de Naciones Unidas de la agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 (que incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y 169 sub-objetivos) es un hito histórico de gigantescas proporciones.
En primer lugar porque, a diferencia de los Objetivos del Milenio, los ODS son fruto de un proceso de dos años de debate, negociación y consenso entre los países miembros de Naciones Unidas, signatarios en su totalidad de esta Agenda, y la sociedad civil, grupos de trabajo y discusión abiertos. Ello los convierte en verdaderos Objetivos Globales, que «pertenecen» de verdad a los 193 Estados Miembros que los han firmado, y pivotan sobre tres pilares «muy europeos» (económicos, sociales y medioambientales) que definen qué es «desarrollo sostenible» y que deben ser abordados en su conjunto en lo que al cumplimiento de estas tres exigencias se refiere. O las tres o nada. Los ODS no crean simples compromisos que los países ricos deben cumplir en consonancia con sus políticas exteriores, sino que se centra en los ámbitos estratégicos clave para el desarrollo global, y todos los países firmantes son responsables de aplicárselos e implementarlos. Pasamos de tener un «programa de desarrollo» de países donantes hacia países receptores a un enfoque mucho más holístico y operativo a largo plazo. El único posible, en mi opinión, si queremos afrontar de forma eficaz y unificada los grandes retos a los que nos enfrentamos, como la inmigración, los conflictos de larga duración y los desplazamientos de refugiados o el extremismo radical, que asientan sus raíces en un terreno abonado por la pobreza, la desigualdad y la corrupción.
En segundo lugar, porque el conjunto de la Agenda descansa sobre la exigencia de respeto a los Derechos Humanos y Derechos Fundamentales, así como en la igualdad de todos los seres humanos, lo cual es de suma importancia a la hora de potenciar la buena gobernanza, la participación de la sociedad civil en todos los procesos democráticos, la gestión responsable, transparente y sostenible de los recursos económicos y medioambientales, y, por supuesto, la aplicación del principio de coherencia política que contextualiza desde los Tratados toda la acción de la Unión Europea. La Agenda 2030 y los ODS son un magnífico instrumento para revitalizar los procesos de convergencia, especialmente en entornos como la UE, en los que han paralizado hasta prácticamente su congelación, sobre todo en los países del Este y el Sur de Europa.
Y en tercer lugar, porque se ha logrado, no sin enormes esfuerzos, que además del gender mainstreaming a través de todos y cada uno de los 17 ODS (ªª), se mantenga como Objetivo identificado, independiente y sin excusas el n°5: Alcanzar la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. Esto tiene una trascendencia radical, porque significa, de facto, poner a las mujeres, y sobre todo a las niñas, donde tienen que estar: en el corazón del desarrollo sostenible global. En acabar con el hambre, acceso a la salud, generación de empleo, participación política, cambio climático.. Para ello, es imprescindible crear y dotar adecuadamente un Fondo Mundial Para la Educación, que esté a disposición de una gran agenda global de educación y del ODS n°4: garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos. Como propone el economista y asesor especial de NU Jeffrey Sachs, garantizar la educación secundaria a las niñas en todo el mundo es lo que puede de verdad convertirlas en las agentes transformadoras integrales que necesita esta Agenda: «Emphasizing the girls, the boys will get it«.
Que nadie se quede atrás. Ése es el espíritu y la máxima que inspiran esta Agenda 2030 cuya aprobación, en realidad, supone solamente el principio del proceso, pues el gran reto, el de su implementación a nivel nacional, llega ahora. Se abre el período de definición y aprobación de los indicadores que permitirán hacer el seguimiento y valoración de los resultados. Y éste es un desafío de enormes dimensiones, pues los equipos técnicos de alta cualificación designados a tal efecto deberán disponer a principios de 2016 de esos marcadores que permitan cuantificar y auditar el grado de implementación de los 17 Objetivos y los 169 Sub-objetivos. Y en Marzo tendrán que ser aprobados y puestos en marcha por Naciones Unidas.
Este desafío implica superar no solo formas tradicionales de pensar y de actuar a nivel institucional (es imprescindible una visión ejecutiva trasversal de los Gobiernos al máximo nivel, ya no es posible adjudicar el desarrollo global a «Ministros de Cooperación y Desarrollo»), sino también activar y operativizar de manera clara la involucración del sector privado, y ser capaces de lograr la capacitación a nivel local que permita la supervisión y seguimiento de la implementación de los ODS aplicando los indicadores que se definan.
En palabras de Amina J. Mohammed, Asesora Especial del Secretario General de NU, «esta generación tiene el potencial necesario para superar muchos de los retos que se nos plantean. Podemos acabar con la pobreza para 2030, transformar vidas y encontrar nuevas formas de proteger el planeta al mismo tiempo».
Tenemos el plan, los objetivos y la visión. Tenemos el reto, la oportunidad y la necesidad de dar un vuelco al desarrollo global en menos de veinte años. Pongamos a las niñas a la cabeza del cambio para transformar el mundo. Este mundo que es suyo, en cualquier caso.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible son:
- Erradicar la pobreza en todas sus formas en todo el mundo
- Poner fin al hambre, conseguir la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible
- Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos para todas las edades
- Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos
- Alcanzar la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas
- Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos
- Asegurar el acceso a energías asequibles, fiables, sostenibles y modernas para todos
- Fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos
- Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación
- Reducir las desigualdades entre países y dentro de ellos
- Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles
- Garantizar las pautas de consumo y de producción sostenibles
- Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (tomando nota de los acuerdos adoptados en el foro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático)
- Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para lograr el desarrollo sostenible
- Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bosques, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación de la tierra, y frenar la pérdida de diversidad biológica
- Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles
- Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la alianza mundial para el desarrollo sostenible