Comidas 2.0

21 Oct Comidas 2.0

 

A calzón quitado, post presto y convocados por José A. del Moral, nueve blogueros compartieron ayer una mesa cuadrada y un menú extremeño con Rosa Díez. Muchas ganas de saber y de contar algo más sobre la política más valorada de España, bloguera también desde hace cuatro años y reciente y apasionada usuaria de facebook. La conversación es abierta y se puede bloguear todo lo que en ella se cuente, salvo que alguien reclame un off the record puntual que no llegará a producirse.

Rosa, fiel a su estilo, arranca sin pamplinas e inunda la mesa con su relato de iniciación en 2006, con aquel blog fundacional alojado en Basta Ya y actualizado devotamente cada día. Internet como único marco posibilitador del nacimiento de un partido nuevo, sin recursos ni estructura. La cuña para que un movimiento cívico llegara a las instituciones. Internet para leer la prensa cada día, para intercambiar inquietudes, para comunicarse con los ciudadanos. El uso de las redes sociales. “¿Y twitter? ¿Qué fue aquéllo que te pasó con twitter?”. Y Rosa lo explica de nuevo. Todos insisten en las bondades de su uso frecuente para los políticos. Rosa defiende la eficaz inmediatez y garantía de uso personal de facebook. Suena el teléfono: “Santi, estoy con blogueros, quieren que me pase a twitter”, contesta rápida y sin perder el hilo a Santiago González, que apenas unos minutos antes ha salido en la conversación como una de sus referencias cotidianas y amigo imprescindible.

La losa del bipartidismo. La reforma de la ley electoral: propuestas, opciones, argumentos. ¿Es entonces una especie de milagro imposible que los dos grandes partidos se pongan de acuerdo para cambiar la ley? ¿Cuántas carambolas han de producirse? Sólo una, asegura Rosa: sólo la cambiarán si tienen que hacerlo para conseguir poder. Por eso, si obtenemos el apoyo suficiente de las ciudadanía, seremos nosotros, UPyD, quienes les exijamos cambiar la ley si quieren nuestro apoyo para obtener el poder.

¿Es mejor cambiar la circunscripción para ganar cercanía a los electores? ¿A favor o en contra de la disciplina de voto de los políticos? Un candidato representa a su partido y a su programa cuando se presenta a unas elecciones. Una vez elegido, a quien representa es a los ciudadanos que lo han votado.

El tratamiento de los medios, la orientación de posibles acuerdos… ¿Premisas para pactos globales? UPyD apoyará o no a un gobierno local, autonómico o nacional según sus propuestas, pero no formará parte de esos gobiernos.

¿Entonces su programa es más de derechas o de izquierdas? Pues depende: querer cambiar una Ley injusta y contraria a la igualdad como la actual Ley Electoral, querer que la competencia de Educación vuelva al Estado para garantizar la calidad de la principal herramienta de competitividad de un país, ¿es de izquierdas o de derechas?

Hasta avanzados seguidores de la actualidad como los comensales que se quitan la palabra unos a otros se posicionan basándose en percepciones que la realidad no sustenta… aflora algún que otro cliché inevitable. Rosa, la bloguera invitada, niega la mayor, rechaza etiquetas obsoletas y reclama el pensamiento crítico y la autonomía de criterio: a un político hay que juzgarlo por sus propuestas, no por la idea que se tenga de él.

¿Cuál es la vía para atajar la desafección de los ciudadanos respecto a los políticos? ¿Cómo conseguir ser escuchados? Por la vía democrática más poderosa: no volviendo a votarlos si no hacen lo que deben.

La honestidad funciona, afirma uno de los anfitriones, ¿por qué entonces es rentable la impostura en política? Sólo a corto plazo. ¿Se va a presentar de nuevo Zapatero como candidato? Sin ninguna duda.

¿Te sientes ahora más útil a los ciudadanos?

Mucho mejor, asegura Rosa, dos horas y media después, con la comida casi sin tocar y ya con el café delante. Estoy a gusto con mi piel. Decidí decir fuera lo que no podía decir dentro. La resistencia frente al adversario o el enemigo es dura, pero tiene su aquél… La disidencia es mucho peor, porque es frente a los de casa. Si llegas a la conclusión de que algo no tiene arreglo, la decisión es que te tienes que ir. Aunque eso suponga dejar tanto de lo que ha formado parte de tu trayectoria vital. Cuando devolví mi acta de eurodiputada, el funcionario al que se la entregué me dijo: “En veinte años que llevo aquí, es usted la única que lo ha dejado sin tener que hacerlo”.

Pues eso. Que hay otra manera.