Enfermedades de la pobreza

20 Jul Enfermedades de la pobreza

Artículo publicado en El País el 20/07/2018 en colaboración con Elena Valenciano

Cuando el pasado 8 de mayo la República Democrática del Congo declaró oficialmente un nuevo brote de ébola, un escalofrío recorrió los sistemas de alerta sanitaria de medio mundo. Hace solo dos años que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba cerrada la epidemia más devastadora de esta enfermedad hasta la fecha, con cerca de 30.000 infectados, 11.323 muertos y una decena de países afectados de forma directa. Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry sufrieron especialmente, pero el planeta entero se puso en guardia ante una epidemia de connotaciones medievales para la que sencillamente no estábamos preparados y para la que aún hoy no existe tratamiento eficaz.

El ébola nos recuerda una obviedad: que las enfermedades infecciosas no tienen fronteras. Pero también nos enfrenta al hecho de que algunas de ellas –las que interesan de manera particular a las sociedades más ricas– han recibido mucha más atención que otras. Esta desproporción atávica fue uno de los puntos de partida de la agenda de los Objetivos del Milenio (ODM), que a lo largo de una década y media consiguieron reducir a la mitad la mortalidad materno-infantil, desplomar en un 40% las nuevas infecciones por VIH o salvar la vida de 6,2 millones de niños víctimas de la malaria.

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