26 Jun «La Unión Europea es el camino correcto, no dejemos que nadie nos diga lo contrario»
El pasado viernes, Beatriz Becerra, eurodiputada de ALDE, publicó en su página de Facebook su visión respecto al resultado del Brexit:
Lo primero que me gustaría es expresar mi apoyo a esa casi mitad de los británicos que han votado por continuar en la UE, pero se verán fuera. Este es uno de los problemas de los referéndums, que tanto gustan a nuestros populistas: una vez que se cuentan los votos, se acabó el pluralismo, y la opción que gana por una papeleta se lo lleva todo. David Cameron ha contribuido a sacar a su país de Europa y a dividir a sus ciudadanos en dos mitades casi idénticas. Enhorabuena, primer ministro, ha pasado usted a la historia.
Ahora todos dirán que hay que reflexionar sobre el destino de Europa. Yo no lo creo. Nos sobra reflexión y nos falta acción. No podemos permitir que el populismo y el nacionalismo sigan ganando terreno. Sus afirmaciones son siempre de dos tipos: mentiras y bobadas. Es grave que nos cuelen las primeras, pero suelen ganarnos por las segundas. Me refiero a esos argumentos que son a la vez obviedades y simplezas. Pueden referirse a la inmigración o pueden referirse a la economía. Pueden ser de derechas o de izquierdas. En cualquier caso, siempre dibujan una Europa impersonal, autoritaria y oscura. Falso, falso y falso. La Unión necesita tantas reformas como puede necesitar el Reino Unido, España, Castilla y León o la Normandía. Pero lo que necesita de verdad es sacudirse sus complejos y mostrar a los ciudadanos hasta qué punto ha servido para mejorar sus vidas, hasta qué punto es un proyecto que merece la pena, y hasta qué punto arriesgamos nuestro bienestar presente y futuro si permitimos que los populistas nos dividan.
Esta es nuestra tarea ahora, en la que los liberales tendremos mucho que decir. Se trata de avanzar a la vez que protegemos lo conseguido. Se trata de hacer una política de la verdad, de los hechos y de los valores. La Unión Europea es el camino correcto, no dejemos que nadie nos diga lo contrario.
A corto plazo, lo fundamental es aportar toda la tranquilidad y certidumbre que sea posible. El Reino Unido debería notificar de inmediato su deseo de abandonar la UE, y, en aplicación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, el proceso debe activarse en el Consejo Europeo y contar con el apoyo del Parlamento. Como dice Guy Verhofstadt, y dado que esto ya no tiene vuelta atrás, hagamos un divorcio amistoso y rápido que evite mayor incertidumbre. Y pongámonos manos a la obra para seguir construyendo un futuro de paz y prosperidad.
No sólo será necesario hacer reformas en la UE. También tendremos que hacer un mayor esfuerzo por explicar los beneficios, materiales e inmateriales, que el proyecto europeo ha traído a 500 millones de ciudadanos. Tendremos que recordar por qué se construyó Europa, qué era lo que teníamos antes y los riesgos a los que nos enfrentamos todos si liquidamos el proyecto. Unos riesgos que no sólo se miden en puntos del PIB, por cierto. Es evidente que los europeístas debemos hacerlo mejor. También tenemos que estar unidos frente a los populistas y nacionalistas, que son los verdaderos adversarios. Y nunca debemos dar la espalda a los problemas reales, si no queremos que los vendedores de humo se lleven el gato al agua.
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