Europa y las familias #LGTBI: mismos derechos, igualdad de trato

02 Jun Europa y las familias #LGTBI: mismos derechos, igualdad de trato

A continuación, mi intervención en MOBILIZING #ALLOFUS, un acto celebrado en el Parlamento Europeo el día 2 de junio de 2016 y organizado por varios grupos parlamentarios, entre ellos ALDE.

Quiero empezar recordando un dato positivo y que nos debe enorgullecer: El 61% de los europeos está a favor de que se permita el matrimonio homosexual en toda Europa. Un porcentaje que no para de aumentar con el paso de los años.
Los europeos son cada vez más tolerantes y están más concienciados de la igualdad. Sin embargo, lo que es normal en la calle no lo es en nuestras legislaciones y sería un error conformarnos simplemente con el reconocimiento del matrimonio homosexual. Los ciudadanos LGTBI también deben tener derecho a poder formar una familia.
Por ejemplo, mi país, España, tiene una legislación bastante avanzada que permite el matrimonio a las parejas del mismo sexo y la adopción. Aún así, existen un sinfín de discriminaciones y obstáculos para poder formar una familia como las demás, como son lOs siguientes:
Si formas una pareja gay y decides adoptar, debes estar casada, a diferencia de si eres heterosexual. En caso de adoptar, existen países como Rusia, que firmó un acuerdo con España en 2014, donde la adopción está excluida para parejas homosexuales. Si optas por la gestación subrogada, no es posible al estar ilegalizada. No obstante, puedes pagar hasta 120.000 euros y tener un hijo por esta vía en Estados Unidos. Si consigues el dinero y logras cumplir tu sueño, de regreso a España no podrás ser un padre o una madre como los demás. Para las familias LGTBI la conciliación familiar y laboral no existe. En España, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) deniega la prestación por maternidad a los padres que han tenido hijos mediante gestación subrogada.
Hasta hace 5 años la situación era todavía peor. Los niños nacidos por maternidad subrogada no podían ser inscritos en el Registro Civil. Hace 2 años Ramón y Carlos pasaron por una situación parecida, como siguen sufriendo muchas familias LGTBI. Después de tener a una niña, Marina, mediante gestación subrogada en Estados Unidos, iniciaron todos los trámites legales pertinentes para poder inscribirla en el Registro Civil.
Sin embargo, una sentencia del Tribunal Supremo se lo impidió. Decidieron llevar el caso al Tribunal Constitucional. Mientras tanto, Marina no tenía DNI español ni posibilidad de viajar junto a sus padres, y para conseguir la tarjeta sanitaria tuvieron que acogerse a la Ley del Menor. Por supuesto, Ramón y Carlos no pudieron disfrutar de ningún permiso de paternidad.
Tras una sentencia del TEDH que reconocía la paternidad a una pareja francesa de un niño nacido por gestación subrogada, el Ministerio de Justicia ordenó a los consulados reanudar las inscripciones de niños nacidos mediante esta técnica.
Estas experiencias se suceden a lo largo de todo nuestro continente. Dependiendo del Estado miembro en el que viva una pareja, podrá formar o no una familia, ser reconocida, o tener hijos. Si la pareja es sueca, podrá adoptar a un niño; en cambio, si es alemana la adopción estará limitada a los hijos biológicos o adoptados por uno de los miembros. Una vez que una pareja o matrimonio LGTBI ha formado una familia y quiere desplazarse a otro Estado miembro, dependerá de si aterriza en Budapest o Amsterdam, Barcelona o Cracovia para que sean reconocidos como una familia y puedan disfrutar de los derechos que este estatus conlleva.
Hablamos de casos reales, como el de las italianas Anna Marchi y Karin Solano. Se casaron en 2009 en Holanda porque Karin tenía la doble nacionalidad. También tuvieron un hijo, Óscar. 6 años después se mudaron a Italia, donde su matrimonio no existe y su hijo sólo es de Karin, que fue quien lo parió. En Holanda eran una familia y en Italia no. En Holanda Óscar tenía dos madres y en Italia sólo una. En Holanda Anna puede acompañar a su hijo al hospital para que le pongan una vacuna; en Italia, no. Su calvario no se ha resuelto hasta que este año Italia ha aprobado las uniones civiles entre homosexuales. Sin embargo, este tipo de casos siguen sucediendo en otros países. Anna, Karin, Carlos o Ramón son ciudadanos europeos que han sido discriminados. Todas las familias deben ser reconocidas en cada país de la UE y por tanto las instituciones europeas deben intervenir.
En el informe sobre la hoja de ruta de la UE contra la homofobia y la discriminación por motivos de orientación sexual, presentado por mi colega Ulrike Lunacek, ya se exponían algunas soluciones para acabar con esta situación: reconocimiento mutuo de los documentos acreditativos del estado civil en toda la UE para poder ejercer su derecho a la libre circulación; adaptar las Directivas relativas al derecho de familia a todos los tipos de familia legalmente reconocidas en los Estados miembros; los Estados miembros que han legalizado las uniones civiles o el matrimonio para las pesonas del mismo sexo deben reconocer las disposiciones similares adoptadas por otros Estados miembros.
La Comisión presentó una iniciativa recogiendo estas y otras medidas para avanzar en la igualdad de las personas y familias LGTBI. El Consejo de la UE, bajo la presidencia holandesa, intentó dar un impulso a estas peticiones. Sin embargo, algunos Estados como Hungría bloquearon la iniciativa. Mientras exista este bloqueo, miles de familias continuarán siendo discriminadas y se les impedirá circular libremente por la UE. También debemos acabar con los prejuicios y la criminilaziación de la gestación subrogada. La ciencia permite la posibilidad de ser padres y madres a muchos ciudadanos que de otra forma no lo serían. Quienes defendemos esta opción, no queremos conculcar los derechos a otras personas. La gestación subrogada es compatible con los derechos y la dignidad humana si se hace de forma saludable, altruista, basada en una decisión libre de la mujer gestante, y se evita la comercialización y el abuso. Pero para eso es necesario regularla y acabar con la hipocresía legal de algunos de nuestros países que la prohíben dentro pero la permiten si es fuera.