Bipartidismo, una historia de amor

06 May Bipartidismo, una historia de amor

El diputado de UPyD Toni Cantó comparó la semana pasada las reyertas parlamentarias entre PP y PSOE con la lucha libre estadounidense, aquí conocida como pressing catch: dos luchadores fingen hacerse todo tipo de perrerías para disfrute de un público entregado. Hoy mismo, su compañero de partido y cabeza de lista para las elecciones europeas, Francisco Sosa Wagnerha hablado de farsa. De hecho, el pressing catch es una forma especialmente grotesca de farsa. Pasando del teatro al cine, Rosa Díez publicó este viernes una tribuna en el diario El Mundo en el que describía el rodaje de la película Salvar al soldado Mariano Alfredo, la representación del rescate del bipartidismo a la que asistimos estos días en los medios de comunicación.

 Que al PP y al PSOE ya se les ha visto la tramoya lo saben hasta en Génova y Ferraz. Dado su declive, no puede sorprender a nadie que empiecen a pedirse el voto mutuamente. Asturias, allí donde comenzó la Reconquista, es la cabeza de playa elegida por las huestes bipartidistas para su desembarco de Normandía. Es su ‘Omaha’, el escenario en que comienza, precisamente, la película de Spielberg. Pero Salvar al soldado Mariano Alfredo no será una historia épica, sino que se parecerá más bien a cierto cine casposo de la transición. Según su temperamento, los espectadores recibirán con carcajadas o con cierta repulsión el mensaje lanzado desde el PP asturiano: vótanos a nosotros o al PSOE.

A esta película no le seguirá el cómo se hizo ni el montaje del director. Lo que llevará es un documental sobre la realidad de lo que ha sucedido. En el menú aparecerán, entre otras, estas escenas destacadas:

Corrupción. Cuando PP y PSOE se acusan mutuamente de robar dinero público, ambos tienen razón. Desde los fondos reservados o la Filesa del felipismo hasta el caso Bárcenas del PP, pasando por el caso Naseiro, los ERE, la Gürtel y una interminable relación de ilegalidades autonómicas y municipales, cada partido tiene sus imputados, sus condenados y sus responsables que se enteraron por la prensa. ¿Qué hacen cuando UPyD propone medidas concretas? Votar en contra y acusar al partido magenta de buscar réditos electorales. Es decir, les parece mal que haya un partido que luche contra la corrupción porque los ciudadanos podrían votarle. Los únicos réditos que ellos admiten de la corrupción son los económicos. De los que ellos viven.

Justicia politizada. El reparto de los órganos de la Justicia por un sistema de cuotas tiene ya larga tradición en nuestro país. Da igual lo que lleven en el programa electoral o incluso lo que hayan dicho cinco minutos antes de consumare el cambalache. Las sentencias judiciales se pueden predecir simplemente observando el color de la toga de cada juez.

Paro. ¿Es normal tener un desempleo por encima del 25%? No lo es ni en los países más deprimidos del mundo. Hace muchos años que el marco laboral fracasó estrepitosamente en nuestro país. Las reformas del bipartidismo no lo han alterado, aunque sí han logrado aumentar en cada ocasión la precariedad. Ahora es perfectamente posible encontrar un empleo y seguir en la pobreza.

Estado autonómico. Si usted, esforzado lector, quiere explicar a un amigo suyo extranjero el modelo territorial de España, busque un lugar cómodo con posibilidad de hacer noche. Nadie fuera de nuestro país logra comprenderlo. El modelo no es que esté agotado, es que explica por sí solo una buena parte de la crisis política, económica y social. Despilfarro, corrupción, desigualdad, regionalismo… todos los males políticos de España comienzan en el Estado de las Autonomías. Pero es el hábitat en el que PP y PSOE han evolucionado. Esperar que lo reformen por su propia voluntad es como esperar que los conejos cieguen las madrigueras que los acogen.

Ley Electoral. Si hay una línea roja para el PPSOE, está en el sistema electoral. Por él rompieron los socialistas su pacto asturiano con UPyD y se echaron en brazos del PP, su amante secreto. Y todavía dicen que la Ley Electoral sólo interesa a UPyD, y no a los ciudadanos. Deben de pensar que en Asturias votan las ovejas.

Secesionismo. Se olvida con frecuencia que durante dos años Artur Mas pudo gobernar en Cataluña gracias al apoyo del PP, que le aprobaba los presupuestos (incluyendo embajadas y gasto soberanista en general). El PSOE gobernó España con ayuda de ERC, partido en el que se apoyó el PSC para palpar el poder autonómico catalán. Siempre se han entendido porque están juntos en esto. Allí donde el nacionalismo es hegemónico, el bipartidismo se mimetiza y se vuelve un poco nacionalista. Y si hay que elegir entre, por ejemplo, Rosa Díez y sus agresores, lo tienen claro.

Cajas de ahorros. Decir que el sistema bancario español ha quebrado es impreciso: fueron las cajas de ahorros, la mitad del sistema controlada por PP, PSOE y sus amigos nacionalistas -con la frecuente compañía de IU, sindicatos y patronal- la que se vino abajo. Ahora, la justicia escudriña gracias a querellas como las que ha presentado UPyD ante la falta de entusiasmo de la Fiscalía. El espectáculo que dan los hombres de los partidos cada vez que acuden a declarar -reconociéndose ineptos para evitar sus responsabilidades- da para una serie de televisión más que para una película.

Terrorismo. Lo mejor que ha hecho el bipartidismo en 30 años ha sido el pacto por las libertades y la ley de partidos. El PSOE de Zapatero los convirtió en papel mojado ante la indignación del PP de Rajoy. Cuando éste llegó al poder, la única herencia socialista que aceptó gustoso (por más que lo niegue) fue la negociación con ETA. Bolinaga va camino de doblar su máxima esperanza de vida. Ternera sigue libre tras su paso por Oslo. Otegui hablará de paz en el Parlamento Vasco con el único voto en contra de UPyD.

Y así podríamos seguir hasta la eternidad: la apropiación de los órganos reguladores y supervisores, la negativa a fusionar municipios, los 10.000 aforados, la falta de democracia interna, la regulación de los indultos, las puertas giratorias, un sistema eléctrico disfuncional, la escasa calidad de la educación, un papel menguante en Europa… Todos son problemas antiguos y conocidos en los que PP y PSOE comparten su responsabilidad. En todos bloquean las soluciones.

Y, mientras tanto, siguen jugando al Risk del sectarismo, en el que ganan alternativamente y siempre pierden los españoles. Un juego en el que las palabras derecha e izquierda adquieren propiedades mágicas para hacer que parezcan diferentes los que son iguales e iguales los que son diferentes. Da igual quién gane si la alternativa al PP es el PSOE y viceversa. El único cambio de verdad es el que cambia las reglas y permite que decidan los ciudadanos: el único cambio de verdad es UPyD.

Editorial UPyD