Becerra acusa de xenófobo y machista al MEP Korwin-Mikke

15 Mar Becerra acusa de xenófobo y machista al MEP Korwin-Mikke

Mi intervención del día 13.03.2017 sobre la brecha salarial:

Gracias Presidente, Señora Jourova,

Enhorabuena Sr. Urtasun por un informe tan oportuno como necesario. Nunca como ahora hay que recordar que la igualdad en Europa sigue siendo una tarea pendiente.

La brecha salarial nos debe avergonzar como europeos. No es un mito. Es un hecho. Las cifras no mienten.  La brecha salarial en Europa está en torno al 20%. En las pensiones es el doble, un 40%. Para los que defienden que esto es una cuestión de creencias, no se equivoquen: el diablo está en los detalles.

No se trata de que a una europea se le asigne un sueldo menor por ser mujer cuando es contratada. NO. Les voy a dar un ejemplo: en trabajos con distinto nombre pero equiparables en cualificación, los que desempeñan hombres están mejor pagados. Eso son datos. Una secretaria y un administrativo con las mismas tareas y la misma responsabilidad y funciones cobran distinto. Una cajera de un supermercado cobra menos que un reponedor. Es decir, se trata entre otras cosas de la descripción y la valoración de los puestos. ¿Cuál es uno de los antídotos para acabar con esto? La transparencia.

Hay quien, en el colmo de la hipocresía, asegura que la brecha se debe a decisiones libres de las mujeres. Algunos dicen que estamos mejorando, y es cierto, pero de forma escandalosamente lenta. La Comisión Europea asegura que, si no retrocedemos,  pasarán 70 años hasta que se cierre la brecha de género.

¡70 años! No podemos permitirnos esperar 70 años. Un poco más de 70 años le ha llevado al Sr. Korwin-Mikke  hacerse famoso gracias a sus deleznables afirmaciones  xenófobas, racistas y sexistas en esta Cámara, que, por cierto, acaba de demostrar ser muy comprensiva, pues apenas le ha impuesto una sanción de 30 días sin dietas y queda suspendida, durante diez, su participación en las actividades del Parlamento.

Señor Korwin-Mikke: a mí también me cuesta aceptar que tengamos que recibir el mismo salario, que los ciudadanos europeos dediquen los mismos impuestos a pagarle a usted y a mí, y que nuestro voto respectivo tenga el mismo valor. Pero esas son las reglas de la democracia representativa.

Entre los eurodiputados no hay brecha salarial. El Sr Korwin-Mikke cobra lo mismo que Madame Le Pen, y que Mr Farage, y lo mismo que yo… La brecha que debemos cerrar de verdad en el Parlamento es la que ningunea o ridiculiza nuestro trabajo. La que pone un espejo de feria entre los ciudadanos y sus representantes. La que solo muestra puñetazos eurófobos, sexismo filonazi o nombramientos con morbo.

Lograr la verdadera igualdad entre hombres y mujeres no será una victoria de unas sobre otros, sino un logro compartido. Porque todos ganamos con una sociedad más justa que no desperdicia el talento, el esfuerzo y la contribución de la mitad del mundo.

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