Acuerdo Global UE-México

18 Oct «Después de 16 años de Acuerdo Global, el comercio entre la UE y México se ha triplicado»

Mi intervención como ponente en «Avances del proceso de Modernización del Acuerdo Global UE-México»:

Estimados parlamentarios y senadores mexicanos; Señor embajador y miembros del cuerpo diplomático; representantes de la Comisión y del Servicio Exterior. Estimados colegas europarlamentarios.

Mi colega mexicano, el Sr. Cortés Berumen, y yo vamos a exponer durante esta ponencia los Avances del proceso de Modernización del Acuerdo Global UE-México.

Durante esta Reunión de la Comisión Parlamentaria Mixta UE-México hemos hablado de temas cruciales para el futuro de nuestras relaciones bilaterales. Todos esos temas están insertos en un marco jurídico, como es el Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación, denominado Acuerdo Global. Es por este motivo que su modernización es el reto más importante que tenemos por delante. Un reto que va a condicionar el futuro desarrollo de nuestras relaciones bilaterales.

Estamos, por tanto, en un momento clave. Después de 16 años de Acuerdo Global, podemos decir que se han logrado muchos de los principales objetivos propuestos en el momento de su creación. En este tiempo, el comercio entre la UE y México se ha triplicado; el diálogo entre ambas Partes se ha intensificado como nunca y se han desarrollado múltiples proyectos en diferentes sectores. Mi país, España, me sirve de ejemplo para demostrar su utilidad. España es ya el segundo inversor en el país tan sólo por detrás de Estados Unidos y el valor del comercio entre ambos países se ha incrementado un 426% desde 1993. Estos datos nunca se hubieran producido sin el marco que proporciona el Acuerdo Global.

Pero con la misma rotundidad que ensalzamos sus logros, podemos afirmar que el actual Acuerdo no es suficiente para afrontar con éxito y de forma conjunta los retos actuales, ni nos permite satisfacer el grado de ambición que tenemos quienes apostamos decididamente por un reforzamiento de nuestras relaciones.

Las relaciones con México siempre han sido para la UE una prioridad. Así lo prueba el hecho de haber sido el primer país de América Latina en establecer un acuerdo de asociación con la Unión Europea y el primero que va a ser actualizado. México es y debe continuar siendo un socio estratégico, preferencial y confiable para la UE. La actualización del Acuerdo Global es la prueba de que existe esta voluntad política.

Los datos evidencian que el Acuerdo Global ha sido un instrumento eficaz para la consolidación de las relaciones bilaterales y el aumento del intercambio comercial. Sin embargo, en estos 16 años el panorama mundial ha cambiado. Estamos en otro contexto, con diferentes retos, con distintas relaciones entre los diferentes actores internacionales, y con nuevas posibilidades de sacar rédito a nuestra cooperación. La revolución que han supuesto durante este tiempo las nuevas tecnologías e internet, cuya penetración ya supera el 60% en México y el 90% en la UE, nos obliga a aprovechar su utilidad para dinamizar la economía y explotar sus beneficios en busca del progreso. Un Acuerdo que redunde en una economía flexible y ágil, pero también, inequívocamente ligada a la igualdad y generadora de oportunidades. Una economía pensada para los ciudadanos, las pymes y las startups, y no sólo para las grandes multinacionales.

La modernización del Acuerdo supone asimismo una oportunidad para hacer frente a desafíos comunes como son la lucha contra las pandemias, el terrorismo, las migraciones, el cambio climático, el narcotráfico o la pobreza.

El proceso de modernización se inició en la Cumbre UE-CELAC celebrada en 2013, en la cual se acordó explorar las opciones para una actualización del Acuerdo, pero no fue hasta la 7ª Cumbre UE-México, que se celebró en Bruselas en junio del año pasado, cuando comenzaron las negociaciones. Hasta la fecha, solo se ha producido una primera ronda de negociaciones, durante el 13 y 14 del pasado mes de junio, en la misma Bruselas. En noviembre se celebrará la segunda ronda de negociación en la Ciudad de México.

En esta primera reunión se definieron los aspectos metodológicos y procedimentales de las siguientes rondas, con miras a concluir este proceso lo más pronto posible. Al mismo tiempo, se eligieron los temas a priorizar en este proceso así como los contenidos de los nuevos capítulos que se busca incluir en el Acuerdo.

En este punto me gustaría detallarles con más exhaustividad los posicionamientos de cada equipo negociador, pero lamentablemente ni se dispone de la misma, ni esta Comisión Parlamentaria Mixta participa en las negociaciones. Precisamente, esto último debe ser uno de los objetivos concretos que nos marquemos en esta reunión: conseguir que esta Comisión Parlamentaria Mixta esté presente en las negociaciones. Ayer, durante la primera ponencia, el Sr. Salazar Solorio comentó que las autoridades mexicanas competentes en esta negociación ya han tomado nota de este deseo. Una buena noticia que debe tener seguimiento en un compromiso claro por parte de la UE y México para que esto sea así en las próximas rondas de negociaciones.

Una vez presente, la Comisión Parlamentaria Mixta tiene el reto de que sea incorporada al marco institucional del nuevo Acuerdo Global. Somos el órgano de estas relaciones bilaterales elegido directamente por los ciudadanos. Si queremos que este sea el Acuerdo Global de los ciudadanos, esta Comisión debe cumplir su tarea de control democrático de una forma precisa, con mayores competencias, y con una vinculación clara.

No cabe duda que, dentro del proceso de modernización, el pilar comercial tiene una importancia central. Estamos ante una oportunidad para aumentar todavía más el intercambio comercial, los flujos de inversiones, y mejorar la competitividad de nuestras economías. Para ello será necesario una actualización al nivel de los nuevos Tratados de Libre Comercio que se han firmado o se encuentran en fase de negociación.

Pero en mi condición de Vicepresidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos, no puedo dejar de resaltar la ocasión extraordinaria para lograr avances significativos en esta materia.  Los Acuerdos comerciales no son únicamente un instrumento para generar riqueza y crecimiento económico incrementando las relaciones comerciales. También deben ser una herramienta para promover los derechos humanos, los derechos laborales y el respeto al medio ambiente. En ningún caso esto puede ser considerado una injerencia, y menos en el caso de México. Ya que estos valores son los que nos demandan defender los ciudadanos y los que compartimos ambas Partes y, estoy convencida, que también los representantes públicos que formamos parte de esta Comisión Parlamentaria Mixta.

La Unión Europea no dispone de un modelo único de acuerdos bilaterales o regionales, pero sí unos valores y unas normas que debieran ser la base de todo acuerdo y, también, de la actualización del Acuerdo Global UE-México. La política comercial tiene que estar ligada a los objetivos de la acción exterior de la UE, y en los mismos ocupan y deben ocupar un papel primordial los derechos humanos y los valores y principios fundacionales establecidos en los Tratados y en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, como también se refleja en la Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea promovida por la Alta Representante, Federica Mogherini.

Si 16 años de Acuerdo nos han llevado a la conclusión de la utilidad que permite el libre comercio, también podemos concluir que tras este periodo nuestras relaciones bilaterales han alcanzado la madurez necesaria para abordar todos los temas posibles en los que la cooperación pueda resultar fructífera. Como europea, quiero contribuir al empeño decidido del Gobierno y el pueblo mexicano en acabar con lacras como las desapariciones forzadas, el narcotráfico, la violencia o los feminicidios, así como con cualquier atisbo de impunidad y corrupción que pueda cobijarlas. Y como europea no solo acepto que las autoridades mexicanas y la sociedad civil nos ayuden y colaboren a solucionar nuestros propios retos, sino que aplaudo y reconozco su impulso.

Tampoco quiero olvidarme de los niños. Ellos son la parte más vulnerable pero también el futuro de nuestras naciones. Y sobre todo quiero acordarme de los niños migrantes, muchos de ellos Menores No Acompañados; de aquellos que huyen de la violencia de los países centroamericanos y buscan refugio en México y Estados Unidos, así como de los que escapan de las guerras y el hambre que asolan África y Oriente Medio para llegar hasta Europa. Desgraciadamente queda mucho por hacer tanto en México como en la UE. Solo el 1% de estos niños han logrado ser reconocidos como refugiados en México, y sólo un 5,5 % de los refugiados han sido reubicados en la Unión Europea.

Este proceso es una oportunidad para trabajar juntos, con liderazgo compartido y de manera decidida, por los derechos humanos. El grado de ambición en el capítulo de los derechos humanos del nuevo Acuerdo debe ser máximo. Y para ello se debe reforzar la cláusula democrática con el fin de poder suspender el Acuerdo en caso de violaciones de los derechos humanos. Al mismo tiempo tienen que existir mecanismos de supervisión y aplicación del mismo. La experiencia señala que sin estos instrumentos las posibilidades de cumplimiento son exponencialmente menores.

Quiero compartir con ustedes una última reflexión. Más allá de todas las consideraciones que he expuesto durante esta breve ponencia, este proceso sólo tendrá éxito si los ciudadanos de ambas Partes así lo perciben. En nuestras sociedades democráticas, los ciudadanos necesitan resultados concretos y tangibles. En definitiva, se trata de un Acuerdo para mejorar la vida de los 625 millones de ciudadanos a los que va dirigido. Ese es el reto, y deseo que los parlamentarios aquí presentes, utilicemos nuestro mandato democrático para contribuir a lograrlo.

Muchas gracias.