Por qué debe importarnos que Reino Unido diga sí a Europa y no al Brexit

Beatriz Becerra ALDE Brexit

20 May Por qué debe importarnos que Reino Unido diga sí a Europa y no al Brexit

A continuación, el texto de mi intervención en ¿Por qué in?, acto celebrado por miembros individuales de ALDE en Madrid el 20 de mayo de 2016, en el que explicamos por qué la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea debe importarnos e implicarnos a todos.

Buenos días,

En primer lugar quiero agradecer la asistencia y colaboración de todos los participantes y ponentes de este seminario y del partido ALDE en especial.

¿Por qué el Brexit nos debe ocupar una mañana de nuestro tiempo?. Algunos considerarán que es un tema exclusivo de los británicos. Que son a ellos a quienes afectarán las consecuencias del resultado. Se equivocan. Hoy estamos aquí para debatir un tema que es europeo y, por tanto, español. Lo que suceda el próximo 23 de Junio en Reino Unido nos afecta directamente y debe ser de nuestro interés.

En 1975 los británicos ratificaron de forma abrumadora, con un 67%, la adhesión del Reino Unido a la por entonces Comunidad Económica Europea. ¿Qué ha cambiado para que actualmente la mitad de los británicos sea partidario de abandonar la UE?.

A pesar de ser una reivindicación histórica de un sector del Partido Conservador británico, la desafección hacia la Unión Europea y la celebración de un referéndum son consecuencias también de la crisis económica y política. No se puede obviar que desde las instituciones comunitarias se han realizado malas políticas, pero es injusto e irreal culpar a Europa. Una parte de la clase política británica ha culpado a las instituciones europeas de todos los males del país. Una actitud inherente al nacionalismo, que los españoles conocemos muy bien.

El Brexit escenifica una división que está latente en casi todos los Estados miembros. La Unión Europea se encuentra dividida entre quienes creen en la solidaridad y quieren dar una solución común a los problemas, y entre quienes creen en una Europa donde los Estados convivan aislados. Los europeístas de un lado y los nacionalistas y xenófobos de otro. Como se puede constatar en cada Pleno del Parlamento Europeo, es una división casi más fuerte que la puramente ideológica.

En mi trabajo parlamentario puedo comprobar cada día cómo nuestra Unión se enfrenta a numerosos desafíos transnacionales. El terrorismo yihadista, las enfermedades, el cambio climático, son problemas que no son posibles hacer frente unilateralmente si queremos tener éxito en su erradicación. Ni los terroristas, ni los virus, ni la contaminación tienen fronteras. Tampoco las mafias que se lucran actualmente con los refugiados. Necesitamos un organismo supranacional como la UE que otorgue una respuesta común.

Tanto es así, que Obama intervino hace unas semanas para defender la permanencia del Reino Unido en la UE. Obama no quiere una Europa unida y fuerte por idealismo. El pragmatismo que caracteriza las relaciones internacionales americanas les lleva a pensar que una Europa unida es la mejor forma de combatir las amenazas comunes.

Avanzamos hacia un futuro lleno de retos y desafíos en ámbitos como la seguridad, el aprovisionamiento energético o la inmigración, en un mundo donde diferentes actores internacionales han ganado peso en los últimos años. Como dijo Guy Verhofstadt recientemente: “Gran Bretaña es más débil sin Europa y Europa sin el Reino Unido no puede ser un contrapeso a China, Estados Unidos o Rusia”.

Es tal el sinsentido, que al día siguiente del referéndum el Consejo se reúne para aprobar el avance hacia una política de defensa común. Los Jefes de Gobierno son sabedores que sin una cooperación intensa en materia de seguridad somos vulnerables a las distintas amenazas. Cameron también, por eso su discurso de estos días está centrándose en el peligro que supone el aislacionismo. Y por eso es tan peligroso escuchar a su ministro de Justicia, Michael Grove, que «Londres tomará sus propias decisiones de seguridad tras Brexit”.

Pero no es el miedo lo que debe hacer a los británicos permanecer en el Reino Unido. Hay razones para conquistar a los votantes apelando a la ilusión de pertenecer a una Unión en la que conviven más de 500 millones de habitantes que comparten una visión del mundo y unos mismos valores democráticos. Un espacio propicio para el intercambio cultural, académico, y vital. Los jóvenes lo saben; por eso en su gran mayoría votarán a favor de la permanencia como señalan todas las encuestas.

Este trabajo de pedagogía europeísta, de generar ilusión, es el que han realizado los liberales demócratas demostrando que se puede defender Europa en positivo. Los liberales británicos han sido desde siempre la resistencia del europeísmo en Reino Unido, como demuestra a diario mi colega Catherine Bearder. Los libdems representan al Reino Unido cosmopolita, liberal y progresista. Esa gran parte de los británicos que la semana pasada eligieron como alcalde de la mayor ciudad de Europa a un musulmán practicante y que votarán por la permanencia el próximo 23 de junio.

Sin embargo, ese día no acaba el Brexit ni termina el euroescepticismo, ni descansarán tampoco quienes quieren destruir Europa. Los liberales europeos no nos conformaremos con la victoria del IN. Al día siguiente debemos trabajar por reformar nuestras instituciones para reconquistar a todos aquellos ciudadanos que la crisis económica y los malos gobiernos los han desligado del proyecto comunitario.

Tampoco nos conformaremos con un Reino Unido dentro de la UE, pero ajeno a la misma. Nuestro propósito de avanzar hacia una mayor integración europea debe contar con el Reino Unido. La construcción del federalismo europeo debe ser una meta común e irrenunciable.

Los ciudadanos británicos decidirán entre solidaridad o nacionalismo, estabilidad o incertidumbre, prosperidad o aislacionismo. Es mucho lo que hay en juego si queremos una Europa más segura, con mayor fuerza económica, y ejerciendo su liderazgo en la escena internacional.

Los liberales europeos también nos jugamos mucho. Fue Reino Unido la primera nación que adoptó un sistema político liberal donde los súbditos pasaron a ser ciudadanos. Y no hay mayor certeza, de que la UE es la garantía de salvaguardar eso derechos ciudadanos y de preservar las conquistas liberales.

La permanencia del Reino Unido es una causa inequívocamente liberal. Como lo es combatir la eurofobia y el euroescepticismo. Ser liberal es ser progresista, solidario, defender los derechos humanos. Desde mi trabajo en el Parlamento Europeo puedo comprobar como es la familia liberal quien se ha opuesto con mayor fuerza a la gestión de la crisis de refugiados; quienes combaten con coherencia y firmeza la xenofobia, la homofobia y el discurso del odio; y quienes defienden los derechos humanos en el mundo. Del mismo modo que es un presidente liberal, Justin Trudeau, quien ha dado la respuesta más solidaria a la crisis de refugiados, acogiendo en 3 meses a 25.000 refugiados; como no ha hecho ningún país de Europa.

Estamos por tanto ante un reto para todos los europeos. Un reto que de superarse con éxito puede convertirse en una oportunidad para renovar el discurso europeísta, revitalizar los valores liberales, y resituar la misión de la UE en el mundo que no es otra que construir un mundo más próspero, democrático y seguro.

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