Algunos hombres buenos… o cómo España dejó de ser discutible

12 Jul Algunos hombres buenos… o cómo España dejó de ser discutible

España ha ganado el Mundial de Fútbol. Por primera vez en la historia.

España es un clamor, un ondear de banderas, un grito unánime de orgullo.

España es un grupo de buenos chicos, esforzados, generosos, trabajadores, convertidos en un equipo ganador por un hombre bueno y tranquilo. Lo más sencillo resulta hoy revolucionario. Difícil imaginar un mejor momento para esta apoteosis de optimismo, de ilusión recuperada para eso tan maltrecho de ser español en estos tiempos.

Confianza, trabajo en equipo, perseverancia, entrega. Muchachos jóvenes que, en muchos casos, han sabido abrirse al exterior, jugando en otros países, aprendiendo a buscar lo que une en lugar de lo que diferencia. Sin olvidar quiénes son ni para qué están. Nada de estrellas intratables, cargadas de adornos y tonterías. Chicos que piensan en sus familias, que besan a sus novias, que  dedican sus triunfos a los amigos que ya no están aquí para disfrutar de la gloria. Un ejemplo de excelencia a través de la diversidad, bajo un único identificador: España.

España es Del Bosque: un ser excepcional, un hombre lejos del relumbrón y la chulería. La encarnación del padre de otros tiempos: exigente y motivador, sin voces ni altibajos ni puñetazos en la mesa. Constante, equilibrado, sólido. Un señor decente de quien siempre sabes lo que puedes esperar. Un seleccionador magnífico que reconoce y alienta el talento individual como aportación al equipo, que marca objetivos, da instrucciones concretas y deja luego actuar a los profesionales. Pero, además, tan condenadamente buen gestor de capital humano que ha sido capaz no sólo de valorar y llevar a lo más alto un proceso de cambio que arrancó hace dos años, sino de mantenerse siempre en un segundo plano, actuar de acuerdo a un criterio propio y dejar todo el brillo para los resultados de sus jugadores.

Completar, perfeccionar, construir. Trabajo duro al servicio de un gran objetivo. Liderazgo tranquilo, responsable y consecuente. Humildad y sentido común. Ésa es la gran lección que nos ha dado la selección española. Un verdadero regalo para el corazón y el espíritu de esta nación indiscutible de la que formamos parte.

Enhorabuena, campeones. Gracias por demostrarnos de qué hablamos cuando hablamos de España.